Realidades – prólogo de una novela –

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En el año indicado, fruto del escarmiento dual, existirán dos civilizaciones: la humana y la post humana. La de los rebeldes que insisten con solventar y salvaguardar la vieja naturaleza y la que reina en los desiertos del exterminio. La que se reconoce en la fisonomía natural heredada y aquella que ha creado su propia naturaleza, mutando de ser y forma. Aquella que será sierva del amor universal -el no-amor – y aquella que vivirá del amor jerárquico, figurado. Aquella que, con sus necesidades, se encontrará cubierta y disfrutará de su accionar y aquella que vivirá de exterminar el disfrute del accionar buscando con que cubrirse en cada nuevo amanecer de lentejuelas y oro, necesitada de necesidades, sedienta. Aquella que se verá a sí misma en espejos y la que solo verá quien fue, buscándose en caminos y laberintos sin solución; camino al andar. Aquella que sabrá donde encontrar su ser y aquella que buscará ser en todo lo que encontrará.

Y así es como el cuento de la no-revolución se concibe en la segunda sociedad mientras que la primera capta el sentido y la realidad es mil y una y todas, revolucionada y sin revolucionar. Incompleto. Uno.

Y así es como la revolución habló: «Dirán que fui lo peor que le podía pasar a esta sociedad, que la atrasé millones de años, pero, mientras dije lo que dije y ahora mismo, si miras bien, todo es como fue predicho. Entre millones de años atrás y el ahora, nada cambió, solo las pieles.

La significación histórica crea negación de teorías y la teoría es lingüística y, por más que el significado es uno, podrán leerlo de mil formas. Allí, mientras queman mis escrituras, uno me encontrará, me leerá y sabrá que la simpleza de leer sin diccionario y de vivir viviendo es lo liberador. El proceso es para comprender, intentar comprender o ser comprendido; equilibrio constante; no para sumergirse en él negándose. Tú que lees mis palabras, sumérgete en tu tiempo, pero nunca te niegues, que eres uno y todos, que eres yo y mis palabras.

Palabras de palabras; voz de voces; ¡lo peor que les podría pasar es haber comprendido históricamente y no darse tiempo a pensarlo atemporal! Lo peor que podría haber pasado es que nunca hubieras pasado. Lo peor que podría haber pasado es la creación de conceptos, fuente rebosante de críticas y la vasija donde lavamos nuestras manos para la negación violenta de «el ser temporal que fue». Peor. Lee sin diccionario y vive sin jerarquías que el camino está marcado y bien lo sabes, no mires atrás para ver lo que fuiste, no mires para adelante para ver quien serás, que el ser es uno, aquí y ahora; a la vez; y el ahora y el aquí es eterno».


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