Adjetivación social

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Las escalas de expectativas son sociales. Las cantidades como medida de adjetivación social, al igual que las cualidades, suelen ser diferencias de apreciaciones personales y balanzas de necesidades individuales o grupales –sociales, sistemáticas- que, muchas veces, se creen indivisibles y omnipotentes por la aceptación. Hablamos de la medición de acciones como cual capacidad de producción de simples herramientas; las famosas calificaciones; especulaciones y sintomatologías de la lingüística misma.

Casi -o- siempre, la adjetivación social y/o extra-personal no es acertada, ni correcta, ni positiva, ni necesaria; así como, muchas veces, tampoco lo es la intrapersonal, tantas veces corrompida por un exterior que nada sabe de nosotros. De todas formas, aquí es ineludible la pregunta: ¿que sabemos nosotros de él y de sus motivos?

Como decía -e insisto-, son sintomatologías lingüísticas, a priori necesarias, de una sociedad y especie que es acentuadamente comunicativa y que, con destellos de mediación, busca la cesión continua de una de las partes en la continua interacción. La vida en sociedad es un continuo –micro o macro– ceder, manifestar, tomar y otorgar.

Aquellos que manipulan el sistema y lo cotidiano suele basar su experiencia social en el envenenamiento adjetivo, tomando y otorgando a piacere. La interacción es medida entre pares. Disparates.

Si bien el razonamiento veloz nos lleva a que, sin la existencia de algún tipo de lenguaje, no solo la vida social, sino la realidad misma sería incomprensible -descifrable-, creo que deberíamos acotarlo o, mejor aún, democratizarlo para ganar aquella libertad nacida de la igualdad del nacimiento -vida-, avanzando hacia un lenguaje más noble, común, reduciendo los adjetivos que nos envuelven en jerarquías innecesarias, laberintos de comprensión, sustantivos simples en tiempos compuestos, retrasando el progreso de lo Uno.

Tal vez este sea su fin.

Bienvenidos a la redención del más apto, aquel al que mejor le han aprehendido el lenguaje, aquel ungido por la artificialidad de un lenguaje y equilibrio tajantemente cifrado; status quo. Amén.


© 2007

Nota: Digo ganar la libertad porque iniciamos la vida social en situación de pérdida por la necesidad de adaptación.