Diego Baigorri (C) 2019-2020.
Resumen: En este ensayo he querido reflejar intuiciones sobre las abstracciones, su validez y transformación. Cuando hablo de abstracción me refiero a «contener» en cuanto aislar, no solo conceptos o particularidades, sino también compuestos, estímulos cognitivos y todo aquello que puede ser «comprendido» o «identificado», precisa o imprecisamente. Para ello he considerado tres ejes: Presente, Decisión y Dominio.
Considero que lo Presente desplaza a su referencia, relacionándose relativamente con ella, por la exigencia de un aparente absoluto que brinde «validez» a las Decisiones de abstracción. Siendo, lo Presente, desarticulado, clasificado y rearticulado por el Dominio, solo podemos reconocer los remanentes que lo contienen, interior y exteriormente. El rol del Dominio es fundamental en esta perspectiva, comprendiéndolo no como poder o represión, sino como frontera o límite de validez y contención que albergará un proceso de conservación de referencia más allá de lo particular, en continua trasformación iterativa y recesiva, a través de constantes resistencias derivadas de las relaciones relativas entre lo Presente y su referencia, el Presente.
Palabras claves: abstracción, transformación, concepto, iteración, especulación, epistemología.
En cada sección nos encontraremos con una breve introducción y luego sus subsecciones, por este motivo, de ser la primera vez que se lee el artículo, recomiendo ingresar desde el enlace principal de cada sección, por ejemplo «3. Decisión y presente».
“Toda la filosofía occidental es una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica”.
Alfred North Whitehead
Tiempo atrás, al ver un meme1 sobre Filosofía alemana y francesa, percibí una revelación desde lo absurdo2, una intuición conectada conceptualmente con viejos escritos3 que decidí ampliar: podríamos elaborar una «Teoría del todo filosófica» apoyados en la tecnología, no para agotar las posibilidades de construcción de pensamiento – especulaciones lingüísticas en continua evolución conceptual -, sino para comprender lo excluido en él y sus estructuras, logrando así una suerte de gran idioma de lo remanente.
Llegué a este punto tras contemplar la posibilidad de que la estructura particular o conjunto de modelos de aprehensión que producen representación simbólica transmisible de nuestro idioma, puede ser motivo de intuiciones, nociones y desplazamientos, dando lugar a remanentes que, si bien escapan de su manifestación explícita en el ejercicio, sirven como sostén o cimientos de dicha estructura, repercutiendo directamente en el pensamiento como reflejo de lo aparecido; huellas de lo innombrable en lo nombrable.
En este punto me he preguntado: ¿acaso los filósofos germanos, a través de los remanentes en su estructura particular de procesamiento, podrían reconocer el «jugo en la uva» y los franceses expandir ese reconocimiento sin intuirlo «per sé»? ¿Es posible transformar una representación ajena, «virtualizándola»? ¿Es posible eliminar o reducir la influencia de representación?
En ese entonces me encontraba estudiando sobre «Ciencia de datos» y la asociación fue instantánea: a través de un análisis de las conexiones, basado en el procesamiento del lenguaje natural4 y el procesamiento digital de imágenes, audios, etc., podríamos llegar a una traducción de aquel concepto de Ser que, como occidentales, reconocemos griego5y traducimos desde hace milenios, puliendo las barreras de remanentes propios de la pérdida inicial y los del traslado transversal sucesivo de conceptos entre idiomas o lenguajes, sus estructuras y la reinterpretación de conceptos en el transcurso del tiempo6.
Pensé aquello como una desencriptación de cadenas de ADN lingüístico para llegar a un mapeo general que podría darnos, además de lo nombrado, lo no-nombrado, lo no-incluido, comenzando por aquello que se resiste a la exclusión. Incluso considero que podríamos reconocer conflictos en otras ciencias que podrían asentarse en dichos espacios vacíos o remanentes.
Ahora: ¿existen estos remanentes? De existir, ¿de dónde surgen?, ¿son transmisibles? Estas preguntas son las primeras a las que decidí ensayar una respuesta y, desde allí, dejarme guiar por la intuición del desarrollo. Para el mismo intenté abstraerme lo «más lejos posible» de las estructuras – lo aparente -, buscando, incluso, sentar bases sobre su existencia: ¿desde dónde construimos nuestras abstracciones? ¿Por qué tienen una naturaleza y no otra? ¿Podríamos tolerar una «naturaleza» diferente de abstracción?
El primer núcleo al que llegué fue al Presente; entonces: ¿de dónde surge el o lo Presente? ¿Podemos validarlo? ¿Sufre transformaciones? Estacionado en estas preguntas, consideré que el Presente era, en sí mismo, una abstracción y que, para ello, debería tener una decisión de abstracción, una validez; un porque y una estructura aparente donde representarse.
Comprendí que el progreso en el estudio de las decisiones de abstracción nos lleva a refinar una sobre interpretación – como veremos más adelante, una sobre exclusión – de lo real; tal vez inmanente a los sentidos, necesaria para la supervivencia primitiva, que fue absorbida por las estructuras de lenguaje.
En cuanto a la cita de Alfred North Whitehead al comienzo de este prólogo, creo inevitable, al menos como occidental, ser una nota al pie de página de la filosofía platónica ya que, además de la agudeza del filósofo griego, nuestra herramienta de desarrollo abstractivo tiene como base un lenguaje y estructura que ha florecido esplendorosamente en Grecia. Por estos motivos, considero que muchas de las abstracciones y conceptos post Platón, podrían ser comparables con la definición de nuevas variedades de colores entre el verde y azul. Utilizando conceptos que incluiré en estos textos podría decir que, por ejemplo, la abstracción7 de la Alegoría de la caverna de Platón actúa como nexo o agente de clasificación en muchas teorías occidentales, de que la referencia al aparente absoluto es sostén inevitable para nuevas abstracciones, más allá de que, en su núcleo profundo, no se refieran a conceptos análogos o que la continuidad transforma iterativamente al pensamiento.
No es aleatoria la mención a la alegoría platónica por excelencia, ya que, considero que los conceptos que plantearé podrían ser percibidos como una suerte de reinterpretación de ella. Incluso, podría ampliar la noción y aseverar que no hubiera podido avanzar en una teorización de aquellos conceptos de juventud sin la lectura de autores tales como Barthes, Foucault, Borges, Nietzsche, Todorov, Derrida, Cortázar, Bourdieu y Butler, reforzándolo a posteriori con Marx y Frege, interpretándolos también, a su mayoría, en mayor o menor medida, como una reinterpretación teórica-fáctica o, sencillamente, aplicación, de dicha alegoría, incluyendo conceptos que rondan y contienen figuras de ella: lo manifiesto, es resultado de la acción de lo desconocido, de una realidad más profunda y compleja que lo causa y fundamenta.
De todas formas, los artículos aquí presentados, escritos en mediados de 2019 y rectificados desde entonces hasta comienzos de 2020, tienen como principal objetivo desenredar intuiciones propias, buscando transmitir los conceptos necesarios para llegar a definiciones como Decisión, Desplazamiento de lo simultáneo, Transformación iterativa y Presente ampliado que serán aplicadas en futuros artículos de una naturaleza palpable y cotidiana. Más allá de la dificultad de lectura y desarrollo que le reconozco, creo que es una búsqueda totalmente legítima para evitar anclas asociativas. La intención de un desarrollo de conceptos, por momentos recesivo, es que vayamos recorriendo juntos el camino de conceptualización. De aquí también se desprenden la presencia de posibles contradicciones puristas o conceptos irresolutos: Presente, decisión y dominio es la base para futuros desarrollos donde espero corregirlos.
Comprendo que mis palabras podrán ser tomadas como justificación de dominio y subordinación. También he notado que el concepto de transformación iterativa puede ser comprendido como una teoría evolucionista. Si cualquiera de estas cosas sucede, ambos hemos fallado: usted como lector y yo como escritor. Tal vez por mecanismos de coerción empática particular, propios de la resistencia a exclusión, como respuesta a la coerción empática estructural de la resistencia de transformación.
Diego Baigorri, febrero 2020.
1. Acepciones tomadas de la RAE o enciclopedias online que nos ayudarán a comprender determinados conceptos a desarrollar:
2. Luego de su publicación en mi blog personal, he realizado modificaciones de estilo y desarrollo a miras de mejorar su lectura y comprensión. Además, he agregado – tal vez demasiadas – notas al pie, «post scriptum», que pueden ayudar a completar conceptos en el lector.
El primer concepto que podemos aislar sin mayores complicaciones, mayormente por cercanía, es el decisión de abstracción o, simplemente, Decisión, siendo: resultado de una determinación de inclusión en la percepción cognitiva de atracciones que resisten su exclusión, sin requisito de voluntad, veracidad o certeza más allá de la misma determinación. Digo sin requisito de voluntad porque la misma estructura referencial deduce o induce las asociaciones para que esto suceda.
Desde la base de esta definición podemos avanzar hacia una nueva definición complementaria: abstracción que se ha efectivizado relativamente, proyectando el procesamiento de asociaciones que conducen a la contención de dicha atracción ejercida por una referencia, manifestándola; siendo la unidad mínima de abstracción efectiva cognitiva8.
Invirtiendo el camino de los conceptos, podemos decir que la manifestación de una atracción referencial es contenida mediante la proyección de asociaciones relativas a dicha manifestación, desplazando a la referencia y su atracción.
Entonces, hemos llevado al «no requisito de voluntad, veracidad o certeza» en la primer definición, hacia la relatividad y, al «resultado inclusivo a través de asociaciones», hacia la contención. Por el momento podemos remarcar que lo relativo no se encuentra en la referencia y que incluir no es contener.
Debido a dicha relatividad, en la que luego profundizaremos, el procesamiento de asociaciones entre Decisión y referencia, aunque esta última podría ser inmutable, varía o podría variar constantemente, incluso romperse.
La contención efectiva o equilibrio entre lo incluido, lo no incluido, lo excluido y lo no excluido9, da como resultadola «validez» de la Decisión que podremos representar dentro de los límites y la tolerancia de su aislamiento, a través de equivalencias que refieren a las asociaciones participantes en él10. Dicha «validez», de tolerar la conservación de referencia más allá de su proyección, nos permitirá, luego, su transformación y refinamiento.
Aún refinada y «válida», la Decisión de abstracción, no es sinónimo de verdad, sino, simplemente, resultado de una asociación efectiva. Considero que nuestra razón es una razón de representación o equivalencias, hablar de veracidad más allá de las dimensiones equivalentes, sería absurdo; la artificialidad de lo cierto es la base de nuestra abstracción.
Recién aquí podemos empezar a pensar en el concepto de lenguaje o macroabstracción11: si bien una vez obtenida la «validez» de la abstracción podríamos plantear un proto lenguaje, considero que, sin conservación de referencia, ese lenguaje no podrá tener continuidad.
Entonces, veo posible simplificar lo desarrollado como Decisión en la siguiente fórmula que será base de futuros conceptos, donde «r» es Recepción, representado el deseo de referencia, «p» es Procesamiento, representando no al procesamiento de asociaciones en sí, sino a la proyección de ese procesamiento que conduce a la contención del mencionado deseo de referencia en la Decisión o decisión de abstracción, representada por la «d»:
En el siguiente apartado desarrollaré un concepto que, posteriormente, no se verá en continua referencia. A pesar de ello, lo considero necesario para percibir la exponencialidad de las asociaciones y los ejercicios a desarrollar.
La ecuación con la que he simplificado Decisión12 cuenta con una formulación que podrá ser replicada en diferentes grados o niveles y nodos interconectados, pudiendo ser, además, dependientes y correlativos. A estos grados o niveles los llamaré grados de abstracción y su formulación se daría bajo el siguiente patrón:
«Sumatoria / abstracciones potenciales = aparente absoluto».
Cada ecuación, en cada nodo y grado, se ejercerá como abstracción de tres dimensiones, variables o términos, conformando una estructura, siendo, la tercera, tal y como ha sido desarrollado en Decisión, no una mera resultante, sino, un equilibrio o, al menos, intuición transmisible de las otras dos. Si esto último no se cumple, no podríamos reconocer su «validez».
Para lograr un primer acercamiento sería importante comprender que, al no poder abstraerse, la Sumatoria genera una resistencia que se manifiesta siendo percibida como un aparente absoluto en continua transformación.
Entonces, la acción estructural de la ecuación apuntará a una tolerancia efectiva, como contención, limitación y sujeción indispensable de su propia Sumatoria. Encontrándose, ésta última, más allá de la misma ecuación, sin dejar de ser parte de ella.
La acción estructural ejercida por los signos, que será desarrollada en próximas secciones y apartados, será fundamental para comprender las otras dos variables.
Por lo expuesto, en cada dimensión o variable, podríamos reconocer:
Considero que podrían existir innumerables grados de abstracción, tanto padres, como hijos o hermanos14, compartiendo remanentes de estructuración y articulación. Cada grado se relaciona desde del segundo término del grado padre con el primer término del hijo, desplazando así, de la representación o manifestación de este, el primer término de aquel, virtualizándolo15.
Creo inevitable la virtualización de términos y cimientos ya que, si bien podemos no captar el total o Sumatoria de un grado superior de abstracción, no podemos prescindir de él por el mismo hecho de ser limitante de lo que si podemos captar en su continuidad.
Lo que acabo de describir, a grandes rasgos, es lo que llamaré, de aquí en más, árbol de abstracciones y podríamos representarlo, muy básicamente, de la siguiente manera:
La Ecuación 2 podría representar las ecuaciones de Presente y Decisión y sus vínculos, donde, «e / t = p» es Espacio, Tiempo, Presente y «t1 / p1 = d», Recepción, Procesamiento, Decisión. He cambiado la representación de ciertas variables de Decisión, con respecto a Ecuación 1, para simplificar la comprensión del vínculo.
Así, ejemplificando, la relación entre Recepción y Tiempo, en nuestra abstracción actual, se encuentra fuertemente vinculada, tal y como el Presente con la proyección del Procesamiento: sin tiempo no podría presentarse ante mí la fragmentación de la Referencia y, sin Presente, no podría reconocer, ya no solo la fragmentación, sino los estadios de la «Sumatoria» o, incluso, a uno mismo.
Creo que, en ejercicio real, se comportaría en exceso más complejamente y, tal vez, en cada nodo podrían conectarse otros nodos ajenos a la ecuación en la que participan para conformar, tal vez efímeramente, nuevas ecuaciones. Parte de estas hipótesis se verán en próximos apartados, por ejemplo, en Asimilación por similitud.
[De aplicar el árbol de abstracciones al desarrollo conceptual de autores o teorías, podríamos elaborar un ejemplo, en cuanto a Karl Marx y Pierre Bourdieu, semejante al que Philippe Corcuff ha elaborado en el posfacio de «Las nuevas sociologías»16.
En un primer grado podríamos expresar:
Lectura de Marx / Interpretación de Bourdieu = Conceptos de Bourdieu.
Luego, en un segundo grado:
(Desplazamiento de Marx) Lectura de Bourdieu / Interpretación de un nuevo autor = Conceptos de un nuevo autor.
Entonces, si me sumerjo en la filosofía de Bourdieu, ¿estoy leyendo a Marx? No. Tal vez, el pensamiento de Bourdieu, ¿es una evolución de Marx? Tampoco.
Lo Presente en el momento que Bourdieu realiza sus asociaciones no es el del primer autor; incluso, el Presente, ha sido transformado por la misma continuidad. Lo que podría encontrarme es con la proyección de las asociaciones parciales que ha hecho un autor sobre el otro.
Recordemos que cada nodo puede asociarse con otros nodos, así, complejizando el árbol, podríamos agregar a Durkheim, Weber o Foucault asociado con el mismo autor.
En el caso de macro abstracciones o patrones complejos, la interpretación de los límites, dependencias y relaciones se flexibilizaría ya que, el objeto a asociar, no se presenta tan claramente como una taza o un árbol.]17
Entonces, en el grado superior de nuestro árbol de abstracciones hipotético18, donde sus dos primeras variables, según una simplificación relacional personal, garantizan el ser/no-ser o factor fenoménico, contendríamos al Presente19. Luego, afirmada en su segundo término, en un grado inferior, se elaboraría la Recepción que será procesada para contener la Decisión en sí20. Este grado daría paso a lo Presente.
Hasta el momento nos encontramos con dos ecuaciones, haremos foco en «e / t = p».
Creo que pensar y ejemplificar lo Presente como aquello que la Decisión efectiviza, nos ayudará a comprender también el concepto mismo de Decisión y sus vínculos. Para ello, considero adecuado entender al Tiempo como una macro abstracción, una suerte de proto lenguaje.
Veamos nuevamente la Ecuación 2:
Por tener origen en un grado superior de atracción a nuestra Decisión y sin ninguna relación directa o correlativa con sus dimensiones, reprimimos la completa aprehensión del Espacio, dando lugar, a través de la clasificación que resulta del Tiempo, una percepción fragmentada: el Presente. De esta forma, desplazamos la abstracción de lo«Simultáneo»21, fuera de lo perceptible, probable, comprensible o transmisible para nuestra Decisión.
Haciendo el camino inverso, podríamos pensar al Presente como un espacio aparentemente absoluto o un pseudo espacio: lo Presente, está y no está a la vez22.
Una vez más vale la pena aclarar que no planteo términos restrictivos de existencia sino de percepción, más precisamente, de abstracción.
Si bien, en un primer momento y en determinadas circunstancias de la lectura, podemos deducirlos como «mismos», sería un buen ejercicio separar, enfáticamente, a «el Presente» de «lo Presente». El Presente, siendo resultado de aquello que se manifiesta en la resistencia hacia la abstracción de lo «Simultáneo», dará paso a lo Presente en la Decisión y su procesamiento; lo Presente23 se ordena en el Presente.
Así mismo, no debemos olvidar el vínculo de lo Presente con la resistencia a exclusión: lo que no alcanza al deseo de referencia, se pierde entre lo Simultáneo y los remanentes.
Podríamos simplificar que, tanto en el proceso de contención como en cada proyección o transformación de la Decisión, todo lo que no es esta misma o referencia, es remanente.
También podríamos empujar el límite y pensar a la Decisión, ipso facto, como reflexión de la manifestación de la referencia. Siendo, la manifestación, algo distinto a la referencia, la Decisión podría ser solo una proyección de los remanentes de aquello que se manifiesta en la atracción referencial. Ergo, Decisión podría ser, solo, aquello que la referencia no es, pero atrae.
De esta forma, la Decisión de abstracción, permanecería lejos de la referencia en sí y cerca de lo que repele ésta al manifestarse. Siendo, lo remanente, aquello que une la referencia y su manifestación y, a esta última, con lo representado, podría pensarse como aquello que hace al estímulo, pero no estimula y aquello que hace a la referencia, pero no es referencia.
Un ejemplo superficial para comprender el concepto podrían ser las reacciones cognitivas en la percepción de los colores24: nuestras estructuras de abstracción están limitadas, por capacidad de recepción y por sí mismas, a advertir una gama de conceptos en específico, en condiciones específicas.
Antes de avanzar, quisiera afianzar las siguientes líneas de desarrollo:
Entiendo que, el tiempo o el procesamiento, como toda segunda variable, se ejerce por exclusión, siendo lo excluido lo que incorpora o significa a lo incluido: lo incluido es atracción referencial efectiva de aquello que se oculta.
En este punto podemos retomar el concepto de Decisión, refinándolo, una vez más, para acercarnos a lo que intento transmitir, pensándolo como resultado cognitivo de la contención, aún fragmentada, de todo lo necesariamente omitido para una percepción efectiva o inclusión de abstracciones que generen continuidad; mientras nuestra herramienta cognitiva sea exclusiva, habrá continuidad.
De la misma forma, comprendo que el peso25 del Presente no es lo aparecido, sino lo omitido; más precisamente, la distancia entre ambos en la contención.
La distancia entre lo que está y lo que no está presente es lo que da cuerpo al y lo Presente; sin distancia hablaríamos de Simultaneidad. Luego, sin distancia entre las asociaciones, no podríamos reconocer manifestaciones particulares [al menos como semejantes]; entonces, la distancia sería necesaria para afianzar lo contenido; lo particular, en sí mismo, sería discontinuo.
En este punto del desarrollo es que creo pertinente definir a los remanentes como rastros de la distancia entre la referencia y su manifestación.
Considero que el remanente podría ser la única forma de captar la referencia, tanto particular como estructural; una suerte de llave para comprender el aceleramiento en el ejercicio de la transformación iterativa, incluso, la tan apresurada y forzada en estos tiempos, virtualización cultural.
Por lo expuesto entiendo que todo lo clasificado conlleva, necesariamente, represión o resistencia de estímulos y atracciones referenciales, a través de la contención y su distancia, en busca de equilibrio; una incorporación efectiva al aparente absoluto. Ergo: toda representación es represión o resistencia relativa [a su exclusión]26.
Para continuar con el desarrollo, reemplazaremos los conceptos trabajados de la siguiente manera: «Sumatoria» será «Σ», «Abstracciones potenciales», «Π» y «Aparente absoluto», «|Σ|». De esta forma obtenemos: Σ / Π = |Σ|. Los signos toman vital importancia, pasando a ser agentes de tolerancia o dominio.
Debemos tener en cuenta que, si bien, para poder captar el desarrollo desde nuestra lógica, planteo un orden, considero que esto sucede en «Simultáneo»27.
El primer campo de acción de los agentes de tolerancia o dominio es como nexo con lo Simultáneo, para, luego, ejercerse nuevamente como nexo, con lo Aparente absoluto. Unos serán agentes de clasificación, representados en la ecuación por «/» y, los otros, agentes de control, representados por «=».
Los agentes de clasificación son aquellos que, justamente, clasifican al primer término a través de equivalencias relativas28 – no aleatorias -, relacionándose bidireccionalmente con y desde el segundo término, sin llegar a ser parte ni definirse uno a otro. De querer acercarnos a la referencia, comprender las relatividades de asociación, será sustancial.
De esta clasificación podrán surgir nuevas atracciones referenciales y abstracciones potenciales que podrán ser parte, a posteriori, tras su atracción y deseo de referencia, del aparente absoluto29: todo lo que es o puede ser, ha sido antes clasificado por este agente.
Los agentes de control ejercen resistencia a la transformación. La misma sucede cuando la afluencia del deseo de referencia, surgida tras nuevas atracciones referenciales, comienza a adquirir potencialidad real de abstracción.
Entonces, los agentes de control, siendo ente conservador de la resultante30, permiten incluir, solamente, aquello que este último tolere31. De esta forma, se contiene a la Sumatoria, en aparente estado absoluto, consistente; un gris concreto.
Considero que esta pugna entre atracciones y resistencias referenciales ha generado una constante que permitió la transformación de lo Presente, sosteniendo la abstracción del Presente – máxima distinguida en Descartes32 que ha contado con reconocidos antecedentes33 -, gracias a una iteratividad tolerante, una progresión en espiral que ampliaremos en el apartado transformación iterativa.
Guiados por la Figura 4, podríamos denominar a la acción de los signos, respectivamente, como Desarticulación y Rearticulación; quedando, las denominaciones de la ecuación, de la siguiente manera34:
Tras completar las denominaciones, creo necesario remarcar algunos puntos importantes en el desarrollo:
Suponiendo cierta tanto a la «Sumatoria», al menos como una multiplicidad que permite la distinción, más allá de existencia, identidad, eficacia o inteligibilidad, como a la clasificación, al menos como un ejercicio que permite una operación booleana, creo ineludible una desarticulación entre ambas: sin partes no habría clasificación, siquiera potencialidad de ello; en un primer punto, básicamente, por la imposibilidad de reconocer límites.
De la misma forma, suponiendo cierta la clasificación, necesariamente, debe haber una «Sumatoria» donde se asienten las partes; ya sea de forma articulada, relativa, etc.
Cuando hablo de desarticular lo hago desde un punto cercano a conceptos tales: deshacer, desorganizar o descomponer35: miles de fragmentos de estímulos, atracciones, deseos y resistencias como polvo en el aire que, al caer, se rearticulan: un rompecabezas de armado circunstancial que admite múltiples soluciones36; esto, unido a la no prearticulación de la «Sumatoria», se convierte en eje de la mentada relatividad en la clasificación.
Luego, sin rearticulación, la clasificación, advertida o no, sería inoperante, incluso inadmisible37 por carencia de equivalencias fuera de esa temporalidad particular. Entonces, este rompecabezas de armado circunstancial38 pasa a considerarse un aparente absoluto en la continuidad de lo Presente, ejerciéndose como común a través de las diferentes formas de lenguaje y «macro abstracciones». Aquí es donde, como hemos visto, se asientan los agentes de dominio, mediando de forma conservadora una transformación estable de lo conforme.
Por lo expuesto, considero que cualquier certeza o «validez» que hemos reconocido fue tras aceptar, con «resignación», dicho aparente absoluto donde asentarnos, siendo efectiva solo dentro de la rearticulación que le dio forma; todo lo contenido ha sido proyectado por la clasificación. La «resignación» de lo particular comienza en la rearticulación que permite percibirlo como tal.
De este desarrollo creo intuir lo siguiente: sin partes no hay clasificación, sin clasificación no hay equivalencias y, sin éstas, no hay transformación.
En este apartado intentaré desarrollar el concepto de transformación iterativa. He tomado el concepto primitivo, una vez más, de la informática. Más precisamente de dos fuentes prácticas: la iteración de tareas en programación y el modelo de desarrollo iterativo, en mi caso, aplicado a la Ciencia de datos39.
Cuando una nueva atracción referencial es percibida por el deseo de referencia, este comienza a tejer asociaciones potenciales que buscarán abstraerla. La carencia de equivalencias y asociaciones secundarias harán que su aislamiento sea impreciso, incluso inadmisible. Es entonces cuando, indefectiblemente, los agentes de tolerancia interrumpirán su abstracción. Luego, las resistencias de exclusión, aquellas que han estimulado el deseo de referencia para su percepción, buscarán «recolectar» nuevas equivalencias y asociaciones en el aparente absoluto que ayuden a reducir la resistencia de transformación.
Los remanentes que no generen transformación pasarán, temporalmente, a ser parte de lo excluido, aquello que da forma a lo Presente.
Podríamos graficar este proceso como un espiral, atravesando y siendo atravesado por el Presente, liberando remanentes que, al encontrarse con ambas resistencias, podrán generar transformación.
Para no generar conflicto de términos, en la Figura 5, he utilizado Potencia en cuanto a resistencia de exclusión y Persistencia a la de transformación40.
Recordemos que las asociaciones validantes de una Decisión son aparentemente absolutas, relativas a sí mismas y relativamente semejantes a lo asociado. Validar, de por sí, limita y da forma; al hacerlo relativamente, con interpretaciones temporales, dará como resultado, como hemos visto, algo que está y no está, tanto en las asociaciones como en lo contenido, en la abstracción como en nosotros. Aquello que no está, podría ser tal tanto por ausencia física o de estímulos cognitivos como por la discontinuidad de lo particular41; así mismo, si hablamos de ausencia, ha sido parte de lo Presente.
Entonces, al reconocer remanentes de lo excluido, el mismo proceso de aislación generará nuevos deseos de referencia y, con ello, asociaciones potencialmente transformadoras que podrán contenerlo. Éstas, generalmente, se realizan con abstracciones de lo incluido, lo no incluido o lo excluido. La satisfacción de la contención se daría solo en la Sumatoria.
Esta ambigüedad de inclusión y exclusión que teje lo Presente provocará el desplazamiento recesivo entre lo y el Presente que nos lleva a reconocer los límites asociativos al tiempo que reconocemos lo validado; germen de la transformación.
Validar transforma desde lo excluido en dicha validación; al mismo tiempo, lo excluido, le da forma a la validación. Recordemos la analogía al espacio vacío en el diseño gráfico.
Podemos hacer cierta analogía elemental con una iteratividad de conteo: si mi iteración termina en cuatro, por más que ese cuatro se configure como límite y un aparente absoluto, de alcanzar las asociaciones que han permitido aislar al concepto, puedo intuir que, estructuralmente, también podría llegar a cinco. Si en ese momento, por el proceso en que he llegado a cuatro, no puedo llegar a cinco, de todas formas, he elaboradora la abstracción potencial del cinco y tejeré nuevas asociaciones para llegar a él, incluso involuntariamente. Ni el cuatro ni el cinco son la referencia del proceso.
[Considero un claro ejemplo de «transformación iterativa», al menos para la cultura occidental actual, la introducción del sufriente como sujeto por el cristianismo42: sin dicha abstracción, en la aparente correlatividad, la abstracción de conceptos como comunismo o feminismo se hubiera obstaculizado aún más; al menos y desde mi óptica, en el desarrollo de la cultura occidental actual. De la misma forma podemos pensar la divinización y posterior jerarquización.]
No hablo en términos evolucionistas o consecuentes, las relatividades no me permitirían plantearlo sólidamente de esa forma; la abstracción transformada o transformadora ya se encuentra incluida de forma simultánea en la recesión, como así también muchas de sus asociaciones: no es su consecuencia.
Entonces, la transformación no se da desde una abstracción ejerciéndose como puente hacia otra, sino, sobre el moldeado de una misma [estructura, tejido o malla de]contención que se autosatisface asociativamente. Incluso, aquello que percibimos como desenlace de una aparente correlatividad, podría ser la asociación que generó a las otras que, al no contar con asociaciones efectivas, solo pudo ser incluida poco a poco desde los límites de la contención.
Podemos simplificar este concepto, nuevamente, con números: el cinco tiene su propia referencia y, al mismo tiempo, podemos asociarlo a la suma de uno al cuatro, pero, no por ello, será su consecuencia. La aparente correlatividad de nuestra abstracción no da por sentado consecuentes, sino, su propia temporalidad; el desplazamiento de lo Simultáneo.
En la misma línea, recordemos que la contención se lleva a cabo tanto en el interior como en el exterior y que, para asociar lo externo a la referencia de una abstracción, necesitamos asociaciones válidas, no verdaderas.
Para cerrar, lo desarrollado me lleva a deducir, tímidamente, que sin transformación no hay continuidad y, sin el desplazamiento recesivo, debido a la ausencia de equilibrio o tolerancia donde proyectar a la Decisión, no habría transformación; por estructura, el objeto del aparente absoluto parece no ser la referencia, sino, la transformación43.
Por su efectivización desde lo que ha sido rearticulado, podríamos entender a la «validez» como performativa y represiva: es válida porque se enuncia y toda la estructura valida dicha enunciación. Luego, la represión legitima y evita44 la abstracción de la coerción que la «validez» ejerce, no en la Decisión en sí, sino en la estructura que le da forma a su contención. Esto, como hemos visto, por el desplazamiento en un nivel superior del árbol de abstracciones.
Entonces, podríamos concebir a las Decisiones como variables inconsistentes en cuanto a la continuidad del dominio, asentadas en la brecha de asimilación a favor del dominante; proyección de los remanentes de aquello que se manifiesta. Así mismo, dentro de su grado en el árbol de abstracciones, las proyecciones derivadas de las Decisiones son realmente ciertas.
Con brecha de asimilación a favor del dominante quiero decir que, este último, al incidir directamente en la clasificación de lo potencial45 acentuado por el posterior proceso recesivo de transformación, reconoce, aun cuando estas pertenecen al «no-ser» [abstracciones previas a la potencia], la existencia de futuras transformaciones del aparente absoluto.
Esta brecha de asimilación, ejercicio manifiesto e indudable de dominio, podría sostener como válida una negación de «aquello que es absurdo negar»46 derivando en una afirmación de continuidad absurda. En lo cotidiano podríamos comprender esto desde la afirmación de un absurdo desde la costumbre, una suerte de ejercicio en el cual el dominio aún no ha inducido un reemplazo, probablemente, por su efectividad de continuidad47. En este caso, su negación podría deducirse, desde lo individual, tras ver a lo excluido siendo parte de lo Presente, por [una inducción a la] «resignación». [Negamos lo excluido hasta que su presencia es tan clara que nos lleva a «resignarnos» a su inclusión: su no efectivización, sería absurda.]
Recordemos que, según lo planteado, nuestra contención se ejerce desde la exclusión, por este motivo, la exposición al absurdo asiste a la transformación: cuanto mayor exposición, el agotamiento temporal de una abstracción particular con relación a la continuidad de sus asociaciones, nos llevará a una exclusión categórica.
Creo poder tejer una analogía con el «efecto eureka»48 y su asimilación como un hallazgo accidental o serendipia49; así mismo, solo sería posible cuando la coerción del dominante amplía, exageradamente, la brecha a su favor. Entonces, en cierta medida, el contexto de descubrimiento ha sido permitido por los agentes de tolerancia, incluso podríamos decir que dicha deducción ha sido inducida por ellos. Recordemos que cuando hablo de agentes de tolerancia o dominio hablo, en un comienzo, de estructuras racionales que sostienen a las abstracciones.
Bajo estos conceptos, podemos hablar de lo absurdo en dos momentos: el primero, desde la imposibilidad de negar la manifestación por el mismo hecho de que puede ser percibida: su negación o exclusión sería absurda. El segundo, haciendo el camino contrario, se apoya en su validación desde lo rearticulado: afirmar nuestra representación fuera de lo rearticulado,sería absurdo; la equivalencia solo tiene valor en la estructura que el dominio propone.
En otras palabras, la potencialidad de contención de una manifestación podría convertirla en un absurdo desde la negación, mientras que, la proyección de dicha manifestación, tras una rearticulación que excluye la referencia, podría convertirla, por su distancia, en un absurdo por afirmación.
A modo de sinopsis, considero que, toda percepción, conocimiento o derecho adquirido, es un momento preautorizado, tolerado y, de cierta forma, moldeado por los agentes de tolerancia, siendo contención estructural de dominio en redistribución, implícitamente pautado, a la espera de ser reconocido dentro de la abstracción donde es buscado.
Como hemos visto, considero que los límites del equilibrio o tolerancia hacia lo abstraído y abstraíble50 son dados, primordialmente, por la necesidad de un aparente absoluto que aísla la totalidad de lo potencialmente perceptible en merced de su aprehensión.
Comprendo que cuando se ejercen herramientas representativas éstas cuentan, necesariamente, con dos límites: el absoluto y el de lo encontrado. El primero son todas las asociaciones que dichas herramientas pueden brindarnos, tanto estructurada como desestructuradamente. El segundo es el que cambia, por su plasticidad y relatividad,iterativamente, dándole forma al aparente absoluto desde lo cierto o común. Notarán la relación instantánea con el Presente y lo Presente; el patrón se repite en la continuidad y en todos los conceptos desarrollados.
Comprendo a la articulación entre el límite de lo encontrado y la búsqueda51, un principio de supervivencia; profilaxis de tolerancia, continuidad y equilibrio donde se manifiesta el dominio. Como hemos visto en «El absurdo», esta manifestación podría coaccionar tanto aquello que se encuentra en el límite como su tolerancia para retardar la asimilación de nuevas abstracciones e inducir propias.
Lo común no es la realidad, sino su abstracción; lo abstraído es la estructura: de allí la reminiscencia y mayéutica52.
Podemos ampliar los conceptos dados en «Agentes de tolerancia o dominio, transformación iterativa»53 y pensar a las abstracciones como puntos en continua agitación alrededor de una línea que avanza, según lo planteado y como muestra el siguiente gráfico, en forma de espiral:
Al articularse unos con otros, captamos a estos puntos por similitud asociativa tolerante, desde la cual, los asimilamos. Recordemos que las referencias podrían ser siempre las mismas, variando solo la estructura de contención.
Por el mismo hecho de poder ser captada y explicada, podemos aseverar que una misma abstracción se encuentra presente en múltiples asociaciones, articulándose, también, en múltiples puntos de la continuidad [de lo Presente].
Estos grupos asociativos generan patrones que nos ayudarán a llevar adelante asociaciones y abstracciones efectivas y pulir abstracciones, en cuanto a equilibrio y tolerancia, discordantes, con mayor seguridad y en breve lapsos de tiempo.
Podemos entender a dichos patrones como «macro abstracciones» o abstracciones compuestas. Considero que toda «macro abstracción» es, en sí, solo una abstracción y, toda abstracción podría ser, en realidad, compuesta. De buscar un concepto más purista, podemos afirmar que, en la mecánica de las asociaciones, también se deja ver una acción abstractiva, aislando lo común entre ellas; ergo, toda asociación es también una abstracción. Así mismo, por el momento, continuaré con la diferenciación entre abstracción, macroabstracción, asociación y articulación para simplificar la comprensión del desarrollo.
Entiendo como abstracciones discordantes a las abstracciones presentes en el aparente absoluto que entran en conflicto con nuevas abstracciones provenientes de la iteratividad transformadora.
En cada iteración las abstracciones podrán continuar símiles a las asociadas o reasociarse, total o parcialmente,a otras, nuevas o potenciales abstracciones. Comprendo, tanto a este proceso como al de la asimilación en sí, aproximado a la desfragmentación de un disco duro.
Considerando que estas asociaciones se efectivizarán en cuanto a su contención en la Decisión, la similitud, también registraría solo lo contenido en la manifestación del dominio, potenciando la continuidad excluyente y la relatividad en la Clasificación. De esta forma, además de no tener entidad más allá de nuestra continuidad restructurada, ocultaría no solo lo diferente entre abstracciones efectivas símiles, sino también, abstracciones y conexiones completas no símiles o no funcionales a la mencionada continuidad54.
Entonces, toda similitud, siendo derivada de la Decisión, también sería estructural.
Comprendo la posibilidad de redes desestructuradas de contención como derivación de asociaciones que ocultan su similitud en el aparente absoluto.
Podríamos considerar a lo poético que, al buscar patrones de abstracción desestructurados que proyectan la referencia de forma subjetiva reinterpretando la rearticulación, es un ejemplo sencillo para comprender este tipo de redes. Cuando hablo de lo poético, hablo de representaciones asociativas distanciadas de la representación formal.
Puedo notar esta tendencia en, al menos, tres situaciones más:
Entonces, la propiedad común en lo desestructurado es la libertad del «juego asociativo»55, el estar fuera de una continuidad estructurada, exponiendo el impacto del remanente en lo particular.
Incluso creo que podríamos tejer una escalabilidad de redes desestructuradas que derivarán en su comunidad final, pudiendo ser, toda abstracción, poesía estructurada.
De profundizar el estudio de los remanentes en la asimilación por similitud, sin dudas, tras una recopilación de lo efectivo, comenzaría por las abstracciones desestructuradas para luego pasar a lo inconexo56.
En la «Figura 8» podemos observar una hipótesis simplificada sobre el paso de la abstracción «taza» desde la potencialidad de presencia en la continuidad hasta su viabilidad de transformación conservando la referencia, aun cuando, dicha transformación, se muestre sustancialmente discordante con respecto a la potencia que la ha moldeado57. La elección del ejemplo radica en la comodidad de su comprensión; podemos llevar el proceso a cualquier abstracción.
Considero que los siguientes pasos, captados como una relación asociativa dependiente progresiva, se llevan a cabo de forma simultánea:
Esta capacidad de conservar la referencia más allá de las transformaciones se puede proyectar como plasticidad respecto a la relación entre, estructuras referenciales y su manipulación cognitiva. La plasticidad se ejerce post Clasificación, en resistencia a la manifestación del dominio y a la atracción referencial.
Dentro de las estructuras referenciales podríamos incluir a la atracción referencial y al deseo de referencia; en cuanto a la manipulación cognitiva, la resistencia de transformación y su contención; en ambos casos, siendo partes y ejecutantes, no un mero agrupamiento.
Cuanto más plástico o maleable sea el equilibrio en nuestra barrera, la conservación de la referencia será mayor, ampliando nuestro reconocimiento de remanentes.
No hablo de contención referencial en sí como en redes estructuradas o desestructuradas, sino de una apertura controlada de dichas contenciones. Tampoco entiendo a la plasticidad en la conservación de la referencia como una probabilidad de semejanza o equivalencia, sino como una tolerancia de reconocimiento en cuanto a las asociaciones que nos llevan a ella, más allá de su transformación.
Considero que la conservación de la referencia no se da por presencia de esta, siquiera su aislamiento, sino por una estructuración que la genera59. Entonces, como he desarrollado anteriormente, lo que se conserva es la estructura referencial; el refugio de la referencia, aquello que se transforma iterativamente.
De aquí el no requisito de veracidad: la equivalencia es estructural, no particular.
Lo efectivo va más allá de lo vulgarmente llamado «verdadero», no necesita serlo, solo necesita ser contenido de forma válida para ser. Si nos movemos hacia lo Simultáneo, veremos que este niega y afirma tanto lo verdadero como su negación.
Entonces, las inteligencias artificiales (IA) primitivas podrían carecer de conservación de la referencia por el mismo método o estructura de aislación con las que se ejercen: mientras la abstracción cognitiva, en su génesis60, se ejerce por exclusión, la tecnológica, basada en la manifestación de nuestro lenguaje, por inclusión. De esta forma, el terreno donde se asientan las IA comprende desde la rearticulación a la contención, dejando de lado los remanentes que hacen del lenguaje algo natural y no mera estructura.
Otro concepto que desarrollar sobre la conservación de la referencia es el sesgo académico. Considero que el mismo, si bien simplifica una conceptualización mediante patrones abstractivos, muchas veces nos puede hacer perder la referencia tras la eliminación de disyunciones, sumergiéndonos en supuestos61. Dentro de este marco, considero claro que el estudio estructural en continuidad no conserva la referencia, sino que la virtualiza62, manifestando solo su efecto en el y lo Presente; sombras de sombras. Entonces, creo que podemos remarcar dos claros limitantes: el aislamiento temporal de la abstracción y la asociación a través de equivalencias relativas intervenidas por el dominio ya sea en la búsqueda como en su aprehensión.
Considero que podríamos pensar a la percepción común o «realidad», como el equilibrio y tolerancia de nuestra capacidad de abstracción entre el Presente y los diferentes grados particulares de atracción referencial. En otras palabras, la realidad podría ser el ejercicio de lo Presente.
Luego, comprendo que, en lo Presente, se manifiesta el dominio, sostenido por redes desestructuradas y la conservación de la referencia que harán posible su percepción y persistencia o continuidad más allá de las transformaciones: dominio, resistencia, redes desestructuradas y plasticidad, interactúan tanto en el equilibrio, como en los límites.
La «validez» de lo Presente, compone y limita nuestro campo de acción en tiempo y espacio; su sobre interpretación o persistencia, tras ser refutada como abstracción – el absurdo -, consume Presente mientras consolida tolerancia hacia el dominante que podrá derivar en la conservación referencial de su dominio; la transformación de las asociaciones que conforman el equilibrio propuesto.
Teniendo en cuenta lo planteado, apoyados en el Gráfico 1, donde la «validez» de lo Presente se representa en el eje Tiempo y la tolerancia de transformación en el de Espacio, podríamos hipotetizar diferentes grados y evolución de la noción de Presente:
Comprendo que la noción de Presente puede encontrarse tanto en particular como en general. A saber: una abstracción podría encontrarse en un Presente cíclico mientras, una «macro abstracción» que la contenga, en Presente continuo.
Debemos tener en cuenta que, en los ejemplos de Presente dado, se mantiene la «cuantía» de tiempo y espacio, lo que varía es su proporción: la ampliación que menciono es en cuanto al espacio, lo que podría producir una sensación de aceleración por la reducción proporcional del tiempo entre transformaciones.
Luego, en este contexto de ampliación del Presente o «macro transformación», la jerarquización de una u otra Decisión, desde una contención que apunta a la manifestación de la referencia particular, se vería desfavorecida64.
Entonces, la acumulación abstractiva de «la manifestación particular» podría pasar a conceptualizarse en la acumulación abstractiva de «las transformaciones», ampliando también la capacidad de conservación referencial para así llevar adelante «macro transformaciones».
De esta forma, nos acercaríamos a la clasificación del aparente absoluto, pudiendo evitar la aprehensión restrictiva65. Si bien creo que lo planteado ya está sucediendo, deberíamos traerlo a lo Presente conscientemente.
Observando estos conceptos, creo que la evolución de la abstracción del Presente nos conduce, lentamente, a una tolerancia hacia lo Simultáneo, encontrándonos en camino a concebir una viabilidad científica de su desplazamiento a través de un espiral extenso.
En un comienzo, por la limitación de las herramientas con las que contamos, podríamos representarlo como «múltiple», no sin olvidar que, a pesar de ser usada en el desarrollo de estos textos como sinónimos por el mismo motivo, la itinerancia no es una continuidad, sino una suerte de secuencia y, más allá de su transformación vertiginosa, lo múltiple no es una simultaneidad.
Ergo, volviendo a abrazar la pureza de lo místico: el Presente continuo no sería iterativo.
Dejando de lado la percepción y transformación del y lo Presente, voy a puntualizar en una de sus particularidades que considero crucial: el ejercicio del dominio manifiesto; reconocimiento de la «validez» de lo Presente.
Considero que el dominio, al menos en un comienzo y mayormente, se muestra desde dos formas asociativas absurdas: deducción e inducción, ambas heredadas de la rearticulación. La primera de ellas se encuentra dependiente a la conservación de la referencia y, la segunda, a las redes desestructuradas; persistencia y resistencia. El dominio manifiesto, al esconderse tanto en la certeza como en la intuición, explota ambas formas, desde la contención y el deseo de referencia respectivamente.
Ya hemos visto parte de este razonamiento en «El absurdo»:
Considero que, en este punto del desarrollo podemos comprender que la relatividad de las equivalencias se explota desde la especulación: el dominio, como hemos visto, reconoce la abstracción potencial y especula, resistiendo a la transformación, buscando una contención que le permita subsistir cuando esta llegue a la certeza. Cuando esto sucede, una vez más, nos encontramos con un absurdo.
Lo dicho: el absurdo no radica en su falacia o verosimilitud, sino en su contención, en la temporalidad de la abstracción.
Recordemos que el dominio se ejerce en etapas preliminares de Clasificación, brindando variables relativas de una ecuación que conducirá a la tolerancia de su misma coacción. De esta manera, ni el dominio ni la resistencia se encuentran realmente abstraídos, sino sus manifestaciones y representaciones; consecuentemente, no podríamos transformarlos: lo que transformamos iterativamente, como hemos visto, es su «validez», secuencias de pautas de presencia.
De este modo, en sentido estricto, no podría darse una «transformación estructural» en el dominio ni una «contra resistencia» en la resistencia, sino que estos, se continúan: sin importar cuan contradictorios sean desde lo formal, son parte de un mismo dominio.
Considero que, a pesar de que el dominio se asienta en lo Presente o persistente y la resistencia en lo ausente o remanente, a niveles superiores del árbol de abstracciones, son la misma cosa. El dominio se ejerce como resistencia y la resistencia como dominio de un mismo ejercicio simultáneo. Este concepto podría verse claro al variar la perspectiva relativa en la dirección del tiempo.
De esta forma, el límite, como hemos visto en el apartado correspondiente, podría radicar en lo temporal del aparente absoluto y sus opuestos resultantes66 tras la manifestación de la referencia. Podríamos ir más allá y notar que la referencia no se manifiesta, sino que, la atracción referencial podría producirse por y en el deseo de referencia. Entonces, tras su ejercicio, la inferida referencia, podría volver a su estado, ajeno de esa temporalidad y manifestación. En este punto repienso lo planteado: si se contiene la estructura referencial, ésta, simplemente, podría simular una referencia. Entiendo que la transformación podría continuar el mismo principio67: se simula una transformación de aquello que nunca fue diferente.
Esta ambigüedad podría ser intuida fácilmente razonando a la resistencia como manifestación del dominio o viceversa. En todo caso, creo que la satisfacción abstractiva de ambos sería dada por la plenitud donde, el desplazamiento de lo «Simultáneo» no se ejercería y el binario abstractivo de ser o no-ser sería, a priori, un absurdo.
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