Diego Baigorri (Argentina, 1984). Desde niño ha desarrollado su creatividad a través del dibujo, música, literatura y programación, realizando sus primeras exposiciones artísticas, publicaciones gráficas y aplicaciones informáticas a corta edad.
Publicó de forma online dos libros, cuentos infantiles y un puñado de álbumes musicales no profesionales. Sus textos han sido parte de antologías y publicaciones internacionales y sus obras pictóricas han sido expuestas, formando parte de catálogos locales, en Paris, Nueva York, Londres, Roma, Barcelona y Dubai, entre otros lugares. Además, ha sido parte del Centro de Estudios Filosóficos Post-disciplinarios [CE(Fi)P] de la Universidad Nacional de Rosario.
Actualmente facilita los talleres de producción artística «Tintoretto, el arte como conductor de emociones», a niños de entre 7 y 12 años.
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Considero al arte la indeterminación de lo pautado: el acto que brota en la resistencia de mi alteridad hacia la coacción de lo establecido heredado como marco de inteligibilidad. Es el estrechamiento del abismo que se abre entre lo homogéneo y lo hegemónico, entre lo inherente y lo aprendido, entre lo propio y lo continuo. El arte es la convergencia política del soma y su epistemologización. El arte es el observador que se vuelve objeto de la contemplación, sujeto por las intersecciones transindividuales.
Considero que el arte expone la fragilidad de las estructuras, las metaestabiliza y las potencia a un nuevo horizonte: el arte es nuestro conductor evolutivo masivo. Hoy, las nuevas tecnologías, nos han permitido acrecentar la desmediatización del arte con respecto al academicismo, la religión, las fantasías burguesas y otras sacralidades coaccionantes. El arte es el mensaje y la pincelada, el clic y el código.