Alfa (entre lo efimero y lo eterno)

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Dimensiones: 80x100cm
Materiales: acrílico sobre tela
Año: 2016

Sigilosamente percibo mensajes entre lo efímero y lo eterno; mensajes que no podré descifrar o describir.

Adjetivar es peligroso cuando no comprendemos lo efímero de la percepción conceptual y la eternidad de lo excluido; cuando aseveramos despojamos variables y potencialidad sagrada y eterna. Entonces, la educación que se gestiona en lo cierto pautado, es nido de marginalidad.

Comprendo que en ese reducto de aprendizaje los peces tienden a trabajar las debilidades propias en sus descendientes sin concebir sus fortalezas, llevándolos a temer lo inútil y desear lo impotencial. Disfrazan la discriminación de lo escaso con palabras como sueños, metas, esfuerzo y constancia y otros elementos nocivos.

Para los peces soñar no implica la auto-mutilación de branquias o el anexo superfluo de alas y cuernos, sino un acto en el cual explotar al límite las exigencias personales y contextuales. Un pez necesita el agua, sus corrientes y el sedimento.

Sabemos, gracias a evoluciones artificiales, que la «exigencia» no se defiende sin antes hacernos completamente aptos o completamente inútiles. También, seamos efímeros o eternos, comprendemos que la exigencia es nada si la equidad se pierde y que la desidia nace por la confrontación de deberes y derechos caprichosos con la potencialidad personal y social.

Hoy me encuentro allí, en la duda inicial entre ser efímero o eterno, perderme o encontrarme, gritar o escucharme. Ave.

(Frag. de «Entre lo efímero y lo eterno», 2016)

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(C) Diego Baigorri